Baena del Alcázar, Los
estudios sobre administración en la España del siglo XVIII, Madrid,
Instituto de Estudios Políticos, 1968, pp. 79-89.
ESTUDIOS SOBRE ADMINISTRACIÓN EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
CULTIVADORES ESPAÑOLES.
Dentro de este apartado vamos a prescindir de los escritos
de los políticos de la época, así como de las obras que sólo interesan incidentalmente
a nuestro tema. Prescindiremos también, por tanto, de las famosas Cartas
político-económicas escritas al conde Lerena, que en 1878 su editor atribuyó
desconsideradamente a CAMPOMANES, si bien su autor parece ser un D. León del
ARROYAL, funcionario al servicio de la Real Hacienda.
Las cartas son de interés para conocer el desorden de la
Administración del Antiguo Régimen, aún bajo el reinado de Carlos III, y la
diferencia entre las disposiciones reales y su cumplimiento, especialmente en
cuanto a la crítica de la división en provincias y de la Administración de
justicia; pero carecen completamente de un propósito sistemático que permita
considerarlas como una obra de mínima pretensión científica. Por otra parte,
parece inconcebible que se hayan atribuido a CAMPOMANES, por dos razones: en
primer lugar, porque son en buena parte una crítica al Gobierno de
Floridablanca, con el que CAMPOMANES se mantuvo normalmente en huellas
relaciones; en segundo término, por su estilo, calificado en algún caso de
desenfadado, pero que a veces raya en la grosería, muy diferente el sobrio y
elegante modo de escribir propio del Fiscal del Consejo de Castilla.
Vamos, por tanto, a referIrnos a los traductores de obras de
ciencia se la policía y a los ensayistas españoles sobre policía, o, en general
sobre temas a administrativos, aunque los últimos se estudiarán en el apartado
siguiente.
A) Los traductores.
Dejando aparte a don Domingo DE LA TORRE, que al hacer la versión
castellana de la obra de VON BIELEFELD no realiza ninguna aportación original,
vamos a examinar con algún detalle las obras de los autores mencionados ya por
JORDANA DE POZAS, esto es, PUIG y GELABERT y VALERIOLA.
Puig y Gelabert
El primero de los traductores que debemos estudiar es Puig,
que en 1784 publica en Barcelona una traducción de la obra de Von Justi con el
título de Elementos generales de policía.
El nombre completo del autor, estudiado como ya se ha dicho
efecto, por JORDANA DE POZAS, es o era Antonio Francisco PUIG y GELABERT, del
que sabemos era abogado, doctor en sagrados cánones, miembro del claustro de la
Universidad de Huesca, Juez de Reclamaciones del Corregimiento de Barcelona y
miembro de la Academia de Jurisprudencia teórico-práctica de esta última
ciudad. Precisamente como recuerda JORDANA DE POZAS, PUIG dice que su propósito
al traducir a VON JUSTI era ofrecer al público una obra que sirviera para
preparar el examen de la ciencia del gobierno en sus ramas de política,
economía y policía, que debían pasar lso abotgados por disposición de la Real
Audiencia de Barcelona.
Nuestro hombre no forma parte de la minoría ilustrada como
IBÁÑEZ DE LA RENTERÍA, ni es un concienzudo erudito como DOU y BASSOLS, ni menos
un revolucionario como FORONDA. Se trata fundamentalmente de un. abogado, de un
práctico, Sin embargo, no estaba exento de conocimientos, puesto que, según
dice (28), conocía la obra de DOMAT y proyectó traducirla.
Parece ser, por otra parte, que su primer propósito fue
resumir las obras de los autores españoles (para lo que hubiera tenido que remontarse
a los del siglo XVII), pero encontró el libro de VON JUSTI y prefirió
traducirlo. Este primer propósito dejó huellas en su trabajo de traductor
porque, además de referirse a la legislación española, sin duda atendiendo al
fin práctico de su publicación, a veces cita a los autores españoles del Siglo
de Oro.
De todas formas las aportaciones originales de PUIG son
escasas. Según JORDANA DE POZAS, PUIG, a diferencia de FORONDA, se muestra muy
respetuoso con los usos e instituciones de la época. En efecto, en ocasiones
contradice a VON JUSTI en las notas que añade a la traducción. Así VON JUSTI se
muestra partidario de la tolerancia religiosa, lo que contradice PUIG citando
en su apoyo a DOMAT, a quien alaba mucho, y existen otras contradicciones a
propósito del divorcio y del celibato de los clérigos. Más elocuentes son otras
dos notas. VON JUSTI se muestra contrario a los gremios y PUIG hace una defensa
de ellos apoyándose en CAPMANY. Y otra más pueril. Contra VON JUSTI, PUIG
mantiene la conveniencia de la falta de unidad en los pesos y medidas
utilizando como argumentos de autoridad cifras de GREGORIO LÓPEZ y, sobre todo,
de SANTO TOMÁS, "el cual alega la sólida razón de que donde abundan más
las cosas siempre se ha acostumbrado a tener mayores medidas".
b) Valeriola.
Junto con PUIG debemos citar, entre los traductores, otro
que también estudia JORDANA DE POZAS. Se trata de D. Tomás de VALERIOLA y
Rimbau Ruíz de Corella y Proxita, del que sabemos por la portada de sus obras
que era caballero del hábito de Santiago y dueño de los lugares de Masalfasar y
Ayacort.
El caballero de Santiago comenzó en Valencia en 1789 la publicación
de una obra titulada Idea general de la policía sacada de los mejores autores
que han escrito sobre la materia, libro que aparece en cuadernos divididos en
capítulos que el autor llama tratados. JORDANA DE POZAS solo se refiere a ocho
cuadernos y dice que la obra quedó interrumpida; pero en realidad, después de
estos ocho que aparecen entre 1798 y 1802, se publicaron otros dos cuadernos
mas entre 1802 y 1805.
Lo que ha empañado el valor del libro del caballero
valenciano es que su obra se inspira en DE LA MARE, como puede comprobarse a la
vista de las materias que trata, que son la evolución histórica de la Idea de
policía y las leyes en general (cuaderno primero); la religión y las sepulturas
(cuaderno segundo) ; las penitencias, ayunos, peregrinaciones y cofradías y el
lujo y los espectáculos ( cuaderno tercero) ; las blasfemias y juramentos, la
magia, la salud pública (cuaderno cuarto) ; la peste y la asfixia ( cuaderno
quinto) ; el comercio y la agricultura (cuaderno sexto) ; los molinos y los
granos (cuadernos séptimo y octavo); los mataderos y carnicerías (cuaderno
noveno), y los cerdos y aves (cuaderno décimo).
A la vista de esta enumeración pueden hacerse dos
observaciones. En primer lugar, que VALERIOLA sólo llega a traducir y adaptar
los cinco primeros volúmenes de la obra de DE LA MARE. En segundo lugar , que
no estamos en absoluto en presencia de una obra jurídica, lo que puede
confirmarse con algunos ejemplos. Basta recordar la afirmación de que "los
jamones siempre han sobrepujado a las demás partes del cerdo" o el título
del tratado que se denomina "Lo que debe observarse para que los cerdos
sean buenos".
Para mí quizá-se ha exagerado el plagio cometido por VALERIOLA,
porque él no tiene pretensiones de originalidad, ya que en el mismo título de
la obra confiesa que está sacada de los mejores autores que han escrito sobre
la materia, si bien es cierto que no dice cuáles son estos autores.
Parece que lo que intenta hacer V ALERIQLA es resumir a DE
LA MARE redactando una obra práctica y citando legislación española.
En efecto, encontramos referencias a ésta en cuanto a la
reglamentación de días feriados de 29 de marzo de 1789, la legislación sobre cementerios,
lujo y rifas, y algunas referencias a la legislación local de Valencia, lo que
no es extraño porque parece que VALERIOLA fue miembro de la Junta de Policía de
la ciudad.
B) Foronda.
Más importancia que los anteriores por su poderosa
personalidad y por el carácter relativamente original de su obra tiene Valentín
de FORONDA, que estudiaremos dedicando un apartado a su vida y sus obras y otro
a las Cartas de la Policía.
a) La vida y las obras de Valentín de Foronda.
FORONDA nace en 1760 y muere en 1830, con lo que su vida
transcurre en una época en la que se producen las más hondas transformaciones.
Aunque fue alavés por nacimiento y vizcaíno por familia, sabemos por la portada
de su Miscelánea que era maestrante de la de Ronda, por lo que debía ser de
noble familia, dato confirmado por su educación y por sus amplios conocimientos
que se extienden a los más variados temas.
FORONDA es un hombre de esa generación joven en 1788 que continúa
la línea del pensamiento ilustrado, pero lo interpreta desde la perspectiva de
la Revolución. Según QUADRA SALCEDO, FORONDA tomó parte de manera directa en la
independencia de los Estados Unidos de América, lo que debió suceder siendo
nuestro autor joven. En todo caso, en 1792 y 1793 lo encontramos viviendo en
Vergara. En esta fecha ya es relativamente conocido, puesto que forma parte de
la Sociedad Económica de Amigos del País de Vergara y de la Academia de Burdeos
y de la Sociedad de Valladolid. Sin duda fue ésta la época más fecunda de su
vida, puesto que sus más importantes obras son de este periodo.
Parece ser que durante los años inmediatamente anteriores a
la Guerra de la Independencia, FORONDA fue Encargado de Negocios de España
cerca del Gobierno de los jóvenes Estados Unidos de América, residiendo en
Filadelfia, donde están fechados algunos de sus escritos, si bien consta que
estaba en Lisboa en 1810. A su vuelta a España fue procesado por mantener el
abandono de las posesiones americanas, imputándosele el cargo de ser el jefe de
los sectarios de las nuevas instituciones, lo que parece una alusión a la
masonería. En verdad que no sería extraño, ya que de una lectura de la segunda
edición de las Cartas de la policía publicada en 1820, durante el trienio
constitucional, se desprende su entusiasmo liberal y su violento
anticlericalismo, que si algunas veces se limita a la ironía, otras llega a la
franca irreverencia.
Este anticlericalismo de FORONDA no dejó de tener
consecuencias para la historia e pensamiento español, pues parece el único punto
probado del sambenito de heterodoxia que el juvenil MENÉNDEZ PELAYO echó sobre
la Sociedad Económica de Amigos del País de Vergara en su Historia de los
heterodoxos españoles, punto desmentido por la investigación de URQUIJO, que
cita entre los miembros de la docta Corporación más de cincuenta reverendos
eclesiásticos (bastantes obispos y arzobispos), si bien omite prudentemente
toda referencia a FORONDA.
A lo que parece, éste, durante los últimos anos de su vida, volvió
a su tierra natal, o al menos cerca de ella, puesto que la segunda edición de
las Cartas de la policía está publicada en Pamplona en 1820.
Estos cuatro rasgos genéricos de la vida de FORONDA parecen justificar
el asombro de JORDANA DE POZAS de que la vida de nuestro autor no haya ocupado
largamente la pluma de Pío BAROJA. Por lo que respecta al encuadramiento
científico de las obras de Obras de FORONDA, aquí se le estudia como cultivador
de la ciencia de la policía; en otros casos se le cita como economista, pero en
este punto parece que hay que dar la razón a JORDANA DE POZAS, que lo califica
de periodista, lo que está justificado no sólo por la dimensión de sus
escritos, que son normalmente discursos o cartas, sino también por sus
colaboraciones en periódicos.
JORDANA DE POZAS cita una lista de las obras de FORONDA que
considera incompleta. Posiblemente también lo está la que damos a continuación.
Entre las obras originales de nuestro autor hay que citar las siguientes: En
primer lugar, las Cartas sobre los más exquisitos de la economía política,
publicadas a partir de 1788 en el "Espíritu de los mejores diarios". Junto
a ellas hay que citar unas Cartas sobre las leyes criminales, que se publican
en el mismo periódico y se recogen en el mismo volumen. Otro de sus libros importantes
es la Miscelánea, quizá el primero original que aparece en Madrid en 1787 y
alcanza otras tres ediciones (una en 1792 y otras en dos posteriores), y en la
que trata temas diversos. Finalmente, entre las obras originales, relativamente
extensas, deben citarse las Cartas de la policía, que motiva nos ocupemos de
él, cuya primera edición es de 1801, mientras que la segunda, como se ha dicho
antes, aparece en 1820.
Obras de menos extensión e importancia son el Discurso sobre
la purificación de la platina, el Discurso sobre el comercio y la compañía de
Caracas, la Carta explicando su conducta durante la Guerra de la Independencia,
la Carta sobre la libertad de imprenta, la Carta desde Filadelfia a los amigos
y enemigos de don Valentín de Foronda, y, finalmente, la Carta sobre la venta
de las Américas o lo que debe hacer un príncipe que tenga colonias a gran
distancia, que la que motivó su proceso.
Pero además de estas obras originales se conocen dos
traducciones debidas a la pluma de nuestro autor. La primera, ya aludida, es de
la de las Instituciones políticas, de VON BIELEFELD, sin duda la primera de sus
obras, ya que aparece cuando FORONDA tiene sólo veintiún años de edad, en 1781.
La traducción fue editada en Burdeos, porque en España se negó el permiso para
ello por haberlo obtenido anteriormente don Domingo DE LA TORRE. La segunda es
una Lógica de Condillac puesta en verso, que aparece en Madrid en 1794. Pero en
ninguno de los dos casos se trata de meras traducciones, ya que existen
alteraciones del texto y numerosas notas personales
Junto con la vida, las obras nos pueden dar una idea de la
cultura, la inquietud ya preocupación universal (expresada a periodísticamente)
de don VALENTÍN DE FORONDA, que además de haber tratado otras materias debe
considerarse cultivador de la ciencia la policía, a la vista de la obra a que
se refiere el apartado siguiente.
b) Las Cartas de la policía. mas, porque. I
FORONDA publica la traducción de la obra de VON BIELEFELD en
consiguiente, 1781, a los veintiún años de edad; escribe la primera carta de la
policía (o la termina) el día 30 de julio de 1793, cuando tiene treinta y tres
años; publica la primera edición de la obra en 1801, cuando ha alcanzado los
cuarenta y un años, y saca a la luz la segunda edición en 1820, cuando ya es
sexagenario. Vemos, pues, que la preocupación por el tema está presente a lo
largo de toda su vida.
La razón la encontramos en las prImeras páginas del libro,
cuando el autor dice: "No basta una Constitución, sino que es preciso también
extender la periferia de las comodidades y goces lícitos. .., para cuya
verificación se requiere el establecimiento de una buena policía".
Se trata, por tanto, de hacer una vulgarización, de resumir
los conocimientos necesarios para hacer agradable la vida. Estamos ante el
ideal ilustrado que se manifiesta en esta vulgarización, en el carácter de
axiomas geométricos que FORONDA asigna a sus razonamientos y en la importancia
otorgada a la educación. Pero a este ideal se ha superpuesto otro: es
necesaria, aunque no baste, una buena Constitución. De aquí se desprende ya lo
que ha de ser la obra, donde el interés práctico hace que FORONDA no exponga
ninguna definición de la policía. --
Con estas características no podía tratarse de una obra
totalmente original y en efecto, FORONDA más honrado en este punto que VALERIOLA,
cita sus fuentes que son la obra de DE LA MARE, la del presidente de Vitry, la
de WIELFELD, y la enciclopedia. Y es claro que ésta tiene más importancia que
las demás,. porque para conseguir la comodidad es necesario conocer los medios
que puede proporcionar la ciencia de la época. De aquí, por consiguiente, que
la de FORONDA sea una obra de vulgarización sobre diversas materias, en la que
se mezclan comentarios personales, transcripciones científicas o
pseudocientíficas al nivel de los conocimientos de entonces e ideas propias del
autor, a veces ridículas, como en el caso del exterminio de las moscas, citado
por JORDANA DE POZAS y recordado más de una vez por GARRIDO FALLA.
Las afirmaciones anteriores se pueden demostrar teniendo en
cuenta los temas tratados, que son desde la salud pública, en la que no falta la
referencia a la vacuna, hasta la agricultura, industria y comercio, pasando por
los víveres, las calles, paseos, caminos, cafés, etcétera, y la seguridad de
las personas y bienes, sin olvidar la educación ni el curioso capítulo último
"sobre la igualdad de los entendimientos y, por tanto, de los hombres y
las mujeres".
A diferencia de los autores anteriores, FORONDA es más
conocido, y no sólo por sus trabajos económicos, sino también por algunas obras
e tipo político que, como veremos, citan autores posteriores.
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